¿De qué habla uno con la gente de la oficina, si no es de las telenovelas, o del fútbol? ¿Y si no me gusta nada de eso de qué podría hablar? Uno ha de adaptarse al mundo y no al revés, porque, claro, la forma que tiene 'el mundo' de adaptarse a uno, que no comparte una serie de aficiones 'normales' con los demás, es tildándolo de 'raro' y quedarse conformes con ello.
'Sí, no baila cumbias ni salsa. ¿No le gustan las fiestas? Raro'.
-Pero sí me gustan las fiestas
-Pero si no te gusta bailar cumbias ni salsas ni duranguenses ¿A qué vas a la fiesta? ¿Te gusta tomar?
-No, tampoco. Puedo tomarme una, dos y luego me da asco
-¿Y qué haces entonces en las fiestas?
-Si son fiestas de baile, miro, como y me voy. Si voy a fiestas de amigos escucho música, hablo con gente, a veces hacen juegos, como en los halloweens...
-¿Entonces no bailan?
-No, por lo general...
-¿Entonces sólo escuchan la música? Pero si la música es para bailar...
-Bueno, puede ser, pero por lo general no se baila
-Pero si la salsa te llama a la pista de baile, hace que sientas ganas ¿nunca lo has sentido?
-En las fiestas a las que yo voy no ponemos cumbias ni salsas...
-¿¿Entonces??
-"Rock" (digo para no complicarme la existencia)
-Oh... bueno, debe ser raro.
Seguramente debe serlo para alguien que escucha cumbias, o reguetón.
Y así, usualmente, cuando uno no empata con las aficiones 'comunes', se supone que uno se convierte en 'raro', y no encaja. Pero de algún modo uno debe de encajar, porque a veces es necesario encajar.
Resulta, a final de cuentas, que en ciertos ámbitos es raro no decir suficientes majaderías por frase. Y como no siento que traicione mi escencia, y como es cansadísimo cargar con la condenada cruz del raro, a veces intento mimetizarme con la gente con quienes convivo y debo decir un montón de palabrotas para sonar 'normal'.
Muchas veces hay gente sensata e interesante, y puede uno hablar de temas controvertidos y entretenidos, y a veces se platica con gente (agradable, eso sí) que cantinflea demasiado y habla más de lo que expresa, mediante un montón de palabrotas. Y los albures salen a ponerle el toque picante y candorosón a la charla.
De este modo fue que he terminado, en ciertas circunstancias, hablando como si fuera un arriero y albureando como si fuera albañil. Sin menoscabo alguno para arrieros y albañiles.
...'ai nos vidrios.
...'ai nos vidrios.
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