lunes, 29 de diciembre de 2008

Fobia social

Soy fóbico social.

Bueno, lo más probable es que no lo sea, pero las cuestiones de la interacción social, los códigos de conducta y comunicación preestablecidos y ciertas reglas tácitas que hay qué entender casi por intuición se me dificultan muchísimo. Y me producen temor y desazón.

Sin embargo me gusta la gente...

Creo que mi temor es a ser rechazado; no entiendo mucho de las cosas de 'sociedad' (por decirlo de algún modo) y suele suceder que la gente con quienes interactúo terminan por pensar en mí como una persona o criatura extraña e incómoda de tratar. Y como no siempre entiendo las reglas de este juego de la sociedad, suele suceder que me hacen a un lado.

Recientemente me hicieron media invitación a visitar cierta ciudad de mi país, y yo terminé por invitarme la otra mitad. A decir verdad en ese momento pensaba que no tendría caso hacerme el loco por más tiempo, y que si no decidía hacerlo en ese momento, nunca me decidiría.

Al planificar toda la cuestión de mi visita, mi amiga dijo en algún momento que era yo muy aprensivo y que me ponía demasiado nervioso y tenso por todo aquello. En aquél momento no le dije nada respecto a eso, porque me dió mucha vergüenza que fuera tan evidente mi nerviosismo. Mi nerviosismo es precisamente por todo lo que ya expliqué antes.

Quizá para cualquier otra persona visitar a un amigo en otro estado sea algo normal y de trámite, pero para mí no ocurre muy a menudo y me produce mucho pánico. Siempre existe el miedo de que sea yo muy raro y/o muy aburrido y callado y deje de gustarle mi amistad.

Muchas personas me han dicho que ese miedo es tonto y quizá yo mismo tenga cierta noción de lo tonto que es tener miedo de algo así, pero lo cierto es que de todas formas me produce algo de temor.

Pero el temor usualmente no influye en mis decisiones.

De todas formas, espero que le siga agradando mi amistad luego de conocerme en persona...

viernes, 12 de diciembre de 2008

Cyrano de Bergerac

Mi amigo Enos tiene una novia.

La novia le había estado rehuyendo, así que él tomó la determinación de arreglar las cosas y la llamó desde un teléfono público en presencia de Sawa y de mí.

El ver a Enos hablar con su novia fue algo bien surreal. Yo jamás lo había visto en una situación así y me sorprendió su ineptitud. Él empezaba a suplicarle que se vieran de una manera algo patética. Entonces yo le hice un ademán de tomar las riendas y se quedó mirándome pensativo. Luego empecé a susurrarle lo que debía decirle.

-'Te esperaré en la estación del metro. No va a ser por mí que no se arregle esto. Yo te estaré esperando ahí... si vas o no, es cosa tuya. Yo te esperaré'

Enos repitió al pie de la letra lo que le dije. La chica titubeó y comenzó a ceder. Sin embargo, ella le dijo que no tenían nada de qué hablar. Entonces le susurré lo que debía decir.

-'Bueno... claramente no estamos pasando por un buen momento. Si ni siquiera me quieres ver. A mí me interesa hablar del asunto porque me importas. Ahora que... si yo te he dejado de importar sería más fácil que me lo dijeras así, claramente y así te ahorras la molestia de que yo te esté aquí suplicando...'

La chica le dijo que no se pusiera así, 'si tú también me importas...' Enos volteó a mirarme para saber lo que iba a decir a continuación.

-'Por la forma en que me has estado tratando pareciera que no... pero, mira, yo pienso que esto es algo que deberíamos hablar en persona. Yo te esperaré en la estación del metro, así decidas ir o no'

Luego de un rato de estira y afloja, la cosa se fue tranquilizando y llegaron al punto de decirse te quieros y mandarse besos. En este punto tuve qué alejarme un poco para no ser salpicado de miel.

Me sorprendió que lo que le aconsejara yo sobre la chica le resultara. Y es algo irónico considerando mi poca experiencia en las relaciones de noviazgo...

Si no fuera por mi enorme y deforme nariz... ah... un momento, ni siquiera tengo una enorme y deforme nariz... ¿Qué demonios está pasando? ¬¬

jueves, 4 de diciembre de 2008

Anécdota inútil

Estábamos Sawa, Polly, Enos y yo en casa de Sawa y Polly. No recuerdo de qué conversábamos, pero yo le dije a Sawa 'Esque no has encontrado tu raison d'être. Entonces sawa reaccionó violentamente, como todas las veces que hablo en francés. Se abalanzó sobre mí como un enorme y lampiño animal salvaje y me torció el brazo.

El dolor ha tardado en desaparecer.

No entiendo por qué le molesta tanto mi francés. Quizá es mi acento.

Fín de la anécdota inútil.