domingo, 19 de junio de 2011

Hoy es día del padre, y en ciertos casos, no tener padre es cuestión para celebrarse.

No haré ninguna celebración, pero no dejo de sentirme afortunado de no haber tenido a mi padre en mi vida nunca.

jueves, 16 de junio de 2011

Adecuación metódica de un ser alienado.

Hay qué encajar. En algún lado, de alguna forma, pero uno 'debe' encajar en la sociedad... ¿no?

¿De qué habla uno con la gente de la oficina, si no es de las telenovelas, o del fútbol? ¿Y si no me gusta nada de eso de qué podría hablar? Uno ha de adaptarse al mundo y no al revés, porque, claro, la forma que tiene 'el mundo' de adaptarse a uno, que no comparte una serie de aficiones 'normales' con los demás, es tildándolo de 'raro' y quedarse conformes con ello.

'Sí, no baila cumbias ni salsa. ¿No le gustan las fiestas? Raro'.

-Pero sí me gustan las fiestas
-Pero si no te gusta bailar cumbias ni salsas ni duranguenses ¿A qué vas a la fiesta? ¿Te gusta tomar?
-No, tampoco. Puedo tomarme una, dos y luego me da asco
-¿Y qué haces entonces en las fiestas?
-Si son fiestas de baile, miro, como y me voy. Si voy a fiestas de amigos escucho música, hablo con gente, a veces hacen juegos, como en los halloweens...
-¿Entonces no bailan?
-No, por lo general...
-¿Entonces sólo escuchan la música? Pero si la música es para bailar...
-Bueno, puede ser, pero por lo general no se baila
-Pero si la salsa te llama a la pista de baile, hace que sientas ganas ¿nunca lo has sentido?
-En las fiestas a las que yo voy no ponemos cumbias ni salsas...
-¿¿Entonces??
-"Rock" (digo para no complicarme la existencia)
-Oh... bueno, debe ser raro.

Seguramente debe serlo para alguien que escucha cumbias, o reguetón.

Y así, usualmente, cuando uno no empata con las aficiones 'comunes', se supone que uno se convierte en 'raro', y no encaja. Pero de algún modo uno debe de encajar, porque a veces es necesario encajar.

Resulta, a final de cuentas, que en ciertos ámbitos es raro no decir suficientes majaderías por frase. Y como no siento que traicione mi escencia, y como es cansadísimo cargar con la condenada cruz del raro, a veces intento mimetizarme con la gente con quienes convivo y debo decir un montón de palabrotas para sonar 'normal'.

Muchas veces hay gente sensata e interesante, y puede uno hablar de temas controvertidos y entretenidos, y a veces se platica con gente (agradable, eso sí) que cantinflea demasiado y habla más de lo que expresa, mediante un montón de palabrotas. Y los albures salen a ponerle el toque picante y candorosón a la charla.

De este modo fue que he terminado, en ciertas circunstancias, hablando como si fuera un arriero y albureando como si fuera albañil. Sin menoscabo alguno para arrieros y albañiles.

...'ai nos vidrios.