De exnovias y cosas peores.

Hace poco tuve una especie de epifanía en la que me dí cuenta que fui muy injusto al tomar una actitud tan negativa hacia Francisca cuando terminamos. Después de todo, pude reconocer lo noble y valiente que fue, así que me ví en la situación de pedirle una disculpa. Claro... toda la actitud que tomé hacia ella de resentimiento y de frustración ella no lo notó en todo el tiempo seguido a nuestro rompimiento, pero igual lo sentí y expresé y fue muy injusto, y era justo que me disculpara, por eso lo hice.

Luego de eso, me puse a reflexionar sobre Alejandra y me entró la espantosa idea de que quizá haya sido igualmente injusto con ella y en un futuro terminara yo disculpándome con ella y hablando con admiración de lo noble, honesta y sacrificada que fue, y recordándola con nostálgico cariño e inspirándome cosas bonitas e inocuas como me inspira el recuerdo de Francisca. Así que me puse a buscar mails y conversaciones para seguirle la pista a todo el proceso de rompimiento.

Debo concederle algo a Alejandra: no fue una perra perversa como trataba de pintarla en todo este tiempo. Tan sólo fue algo torpe al hacer ciertas cosas a mis espaldas. No me molesta que ella haya actuado de mala manera, sino que lo haya hecho con tan poca astucia y con tan poca inteligencia. Creo que a final de cuentas sólo fue negligente e irresponsable con los asuntos que trataba de manejar a mis espaldas. Al final, todo lo que hizo se le volvió en su contra y quedó marcada de por vida. Actualmente pienso, o quiero pensar, su vida se ha nivelado otra vez y es quizá feliz.

Y he llegado a la satisfactoria conclusión de que actué de la mejor manera que podría actuar alguien en mi situación.

Finalmente creo que no la detesto, ni odio, ni nada parecido. Siento un poco de pena por lo que le sucedió. Y si bien guardo algún recuerdo feliz respecto a ella, creo que más bien, viendolo de lejos, fue algo enteramente desilusionante. Si debiera darme a la desagradable y morbosa tarea de hacer comparaciones, diría que en comparación Francisca fue bastante más noble, sincera y valiente. Es quizá por ello que le guardo mucho más cariño a su recuerdo que al que tengo de Alejandra.

Pero de todas formas no me arrepiento de nada, como siempre digo. Después de todo, los porrazos que me propinó esta peculiar mujer me hicieron aprender cosas bien interesantes y quizá todo eso contribuyó un poco a la salud y fortaleza emocional de que gozo actualmente. Pero sólo en parte.